Hoy, 5 de octubre, es el día mundial del docente. Y me gustaría hacer una reflexión.
Con el paso del tiempo la mentalidad de la gente va avanzando, pero para algun@s, los educadores y educadoras infantiles seguimos siendo "limpiaculos" que trabajan en el sitio donde ellos deciden dejar a sus hijos. Es triste, ¿no? Que a personas que elegimos esto por vocación, porque os aseguro que por sueldo no es, y que nos volcamos con la educación de los más pequeños no se nos reconozca nuestro trabajo.
Personalmente, los años que llevo trabajando, principalmente como tutora de bebés, puedo afirmar que los he tratado como si fueran míos, y como a mi me gustaría que trataran a mis hijos. Y les he ayudado y enseñado, dentro de mis posibilidades, a hablar, a comer, a andar, a dormir...que si, eso lo aprenden solos, pero no os imagináis lo importante que es la actitud de los adultos en estos procesos de aprendizaje.
Por eso surgió el cambio de nombre, el paso de guardería a escuela infantil, porque la función dejó de ser guardar niños, para darles también una educación. Pero esa es una lucha lenta, lo de "guarde" está muy interiorizado, y vamos poco a poco.
A pesar de esto, yo no cambio este trabajo por nada. Da igual el dinero cuando llegas a casa y eres feliz, ves que tus niños lo son contigo, y un "te quiero" es más gratificante que nada en el mundo.
Alba.
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