lunes, 8 de enero de 2018

Emmi Pikler y el libre movimiento.

"Alba, ayer estuvimos en el parque con su compañera Menganita, y vaya como camina ya. La nuestra ni gatea, tendrá algún problema?"; "Alba, es que le pongo boca abajo y llora. Mi vecina dice que la suya está encantada así."; "Alba, debería llevarle al médico?" 
Estas son algunas de las frases que escuchaba a diario en mi anterior trabajo. Padres preocupados por si la evolución de sus hijos era demasiado lenta, comparada con la de sus vecinos/amigos/familiares. Somos tan competitivos que lo somos incluso con nuestros hijos, bebés a los que aceleramos para luego, cuando pasa el tiempo, quejarnos y arrepentirnos porque ha sido visto y no visto, o incluso porque nos molesta que ya camine, hable y no pare quieto. Mi respuesta era siempre la misma: " sentido común, por favor.". 
Se nos ha ido de las manos. Queremos más y más, y que sea el "mejor", aunque para eso tenga que estar un mes con 7 cojines detrás para evitar vuelcos, o llorando boca abajo histérico porque no está preparado para ello. 
Emmi Pikler fue una pediatra húngara que analizó la influencia del adulto en el desarrollo motor del niño, y defiende la teoría del Libre movimiento. Cuando el adulto "fuerza" al niño, a veces provoca problemas motores futuros, o caídas y golpes innecesarios, fruto de la inmadurez.
Si analizamos a los niños, vemos que pasan por fases. Primero jugarán boca arriba, con sus manos, sus pies. Luego comenzarán a intentar girarse hacia los lados, hasta que consiguen el cambio y ya se quedan boca abajo. Cuando consiguen esto, empiezan a tonificar los brazos y el cuello, y avanzan hacia conseguir sentarse y reptar o gatear. Ellos solos, sin ayuda. No la necesitan. De esta forma, avanzan de forma segura, se conocen a si mismos y sus capacidades. 

Lo que debemos hacer es facilitarles el espacio necesario, despejado, sin exceso de juguetes. Y una actitud adecuada por nuestra parte, respetando. Respetando su ritmo, sus deseos, sus necesidades, y su derecho a ser un niño feliz.

"Intentar enseñar a un niño algo que puede aprender por si mismo no es tan sólo inútil, sino también perjudicial." Emmi Pikler.


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