miércoles, 27 de septiembre de 2017

La importancia del juego, y sobre todo, del juego libre.

En post anteriores hemos hablado de la necesidad de los niñ@s de sentirse niñ@s y de ir despacio, de poder jugar, llegando a la conclusión de que la sobreestimulación y el exceso de juguetes solo nos beneficia a nosotros, que se los damos para conseguir un rato de desconexión, y a ellos en el momento inmediato, ya que rápido se cansan. ¿Quién no ha escuchado la frase " dos minutos le ha durado el interés por el juguete"? Un reciente anuncio de una página de segunda mano incluso hace referencia a una niña que ha preferido jugar con la caja y no con lo que había en su interior. Por eso, hoy hablaremos de cual es el juego mas adecuado para nuestros niñ@s y el por qué.

Empecemos por definir "juego". Según la RAE, "el ejercicio recreativo sometido a reglas, y en el cual se gana o se pierde". Sin embargo, Huizinga lo define como "una acción libre, sentida como ficticia y situada al margen de la vida cotidiana, capaz, sin embargo, de absorber totalmente al jugador o jugadora". 
Hay dos tipos de juego, el dirigido, con objetivos prefijados y presencia de un adulto, y el espontáneo, que surge por iniciativa del niñ@, sin intervención de un adulto. 
Los niños juegan para disfrutar, y de esto deberían preocuparse en su infancia. Y es a través del juego espontáneo o libre la mejor manera, pues asi observarán, experimentarán y vivirán el mundo que les rodea. 
Entre los beneficios del juego libre podríamos destacar:
-estimulación de su creatividad e imaginación.
-desarrollo de la psicomotricidad.
-interacción y socialización con otros iguales.
-conexión con su entorno y con lo que este les ofrece.
-aprender a tomar decisiones y resolver problemas.
-comunicación de sus experiencias y hallazgos.
-se sienten felices y plenos.

Termino con una cita del libro "Educar en el asombro" de Cathèrine L'Ecuyer:
"Necesitan mas que nunca asombrarse pacientemente mirando como se arrastra un caracol, observando como una flor crece, como una gota de lluvia resbala por el cuerpo de un ciempies peludo, viendo aparecer un brote, regando las plantas, recogiendo las setas con agradecimiento y dando de comer a los pájaros. Los niños deben aprender a levantar la vista hacia el cielo de vez en cuando, como lo hacíamos nosotros cuando nos tumbábamos en la hierba que nos picaba y nos hacía cosquillas detrás de las piernas y de las orejas y nos imaginábamos que las nubes tenían forma de dinosaurios y de conejos."

¿No os parecen motivos de peso? A nosotros si, por eso en nuestra casa nido el juego libre es lo más importante. Además, es muy fácil de llevar a cabo: solo necesitamos imaginación.

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